Creo que la noche anterior no pudieron dormir. Allí estaban ellos, con sus caras radiantes haciendo tiempo para tan preciado momento. El agua azul turquesa de la piscina los esperaba, y ellos no se hicieron de rogar. Se lanzaron sin piedad!!! Chapotearon, bucearon, los mas aventajados nadaron…y así durante unas tres horas, en las que no salieron del agua mas que para tomar impulso en un nuevo salto.
No se si alguna vez vi tanta alegría en la cara de un niño.
Obedientes salieron del agua a la hora acordada, y obedientes se sentaron a disfrutar del festín que los esponsors Españoles de Estrella de la Mañana les ofrecieron.
Tras la comida alguno se vio vencido por tanta emoción acumulada, y dormitó en el mullido césped.
Por un día estos pequeños dejaron los cuatro muros de caña que rodean sus vidas en el orfanato y disfrutaron de un oasis de piscina, playa y diversión.
Pero ellos lejos de ser inconscientes típicos de su edad, bien saben lo que eso cuesta en un país como el suyo, y cuan afortunados son de que alguien les regale un día tan especial.
Atardecía cuando los niños agarrados de las manos miraban con asombro al bravo mar. Quién sabe que miedos y preguntas pasarán por sus pequeñas cabezas?
Las olas se hacían cada vez mas fuertes, arrastrando consigo arena y residuos que empapaban sus vestidos de fiesta, pero ellos seguían allí, tan solo mirando, contemplando asombrados como las olas llenaban de arena sus pequeños pies morenos.
Y así agarrados de las manos, cuidando unos de otros, sabiendo que ellos son su única familia apretaban las manos para recibir a la siguiente ola. Juntos, muy juntos.
Cuando ya derrengados montaron en el autobús, solo acertaban a decir:
– Súper, súper!!!