Unos graznidos se cuelan en mis sueños recordándome que si, he vuelto a India. Son cuervos que posados en mi ventana me miran descaradamente. Este sonido será mi hilo musical durante todo mi viaje, ya que están por todas partes cual palomas en nuestras ciudades.
Con sofocante calor descubro que Mumbai(Bombay ) Sigue igual. Millones de coches, motos camiones y rickhaw se amontonan por sus calles abriéndose paso a toque de claxon. Vacas, carros tirados por personas, niños con miembros amputados pidiendo limosna, señoritas a la última con bolsos de Louis Votton y tacones, o mujeres con sari al estilo tradicional comparten este atípico escenario.
Los slums de la famosa película “Slumdogmillonarie” son sólo una ínfima parte de los que pueblan la ciudad, contrastando con lujosos rascacielos y carteles publicitarios con actores de Bollywood.
En el segundo país con mas vehículos del mundo las carreteras son una pesadilla de agujeros imposibles, basura y gente viviendo en sus arcenes.
El olor a basura contrasta con los coloridos mercadillos de ropas poblados de turistas en busca de gangas.
Y como colofón de contrastes el Hotel Taj Mahal. Famoso por los ataques terroristas de hace unos años, sigue siendo lugar exclusivo de turistas y locales con mucho dinero, que no dudan en sumergirse en un lujo irreal mientras contemplan desde la ventanas con cristales tintados a los miles de sin techo que intentas sacar unas rupias a los turistas.
Y allá al fondo la puerta de la India. Símbolo del comercio y esplendor de otras épocas y ahora lugar de interés turístico, custodiado por militares y detectores de metales.
Nada ha cambiado, si acaso soy yo que me estoy acostumbrando y la veo especial pese a todo.