Hay días en los que uno se levanta vencido y preguntándose si realmente las cosas por las que se luchan tienen sentido.

Hay días en los que no hay suficientes razones para continuar un sueño, un proyecto una idea.

Hay días en los que los sueños son solo eso sueños, y la realidad puede mas. Hay días en los que todo es mentira y las razones por las que luchabas se vuelven en tu contra, y te das cuenta una vez mas de lo insignificante que uno es, de que las cosas estarían igual sin ti, de que tu esfuerzo no vale nada si esperas una recompensa, de que no somos nosotros los cuerdos ni ellos los locos, de que hay cosas imposibles de explicar y cosas imposibles de entender.

De que hay barreras culturales imposibles de cruzar que no entendemos y debemos respetar.

Que no somos mas sabios los que mas tenemos.

Que sin humildad no se consigue nada.

Hay días en los que ni un atardecer de película te devuelve la esperanza. Pero al desviar la vista, ese pequeño me mira con sus ojos ciegos, y espera.

Me acerco, le toco la cara, lo abrazo, se ruboriza, sonríe, me huele, se ríe, y respira tranquilo a mi lado. Sólo eso. ¿Puede haber algo mas,? ¿Hace falta algo mas para querer continuar?

Tiene ocho años, es ciego en el país mas dificil para serlo, sus padres lo dejaron en este orfanato y el sólo pide cariño en silencio.