Hace ocho días nos despedíamos del director del colegio de Haveri ( Colegio para niños con discapacidades), con cierta esperanza. El nos prometía tener pintada y arreglada la sala donde será instalado todo el material de fisioterapia . A su vez nos prometían que el material estaría en el colegio para las mismas fechas. Con la ilusión de poder ver materializado un proyecto de la asociación “Estrella de la mañana” que lleva en proceso demasiado tiempo, emprendimos camino a Haveri. Poco duró la ilusión, la cual se vio truncada al comprobar que nada había cambiado desde la última vez que visitamos el colegio. La sala en cuestión seguía sin limpiar ni pintar y por sus cristales rotos se colaban curiosos los monos. Tampoco había rastro del material de Fisio… Una vez mas los Indios no cumplieron con su palabra. Una vez mas perdimos tiempo, energías y dinero y lo peor, la esperanza y la ilusión. A punto de tirar la toalla, paseaba por las clases semivacías, ya que los niños se encuentran ahora en período vacacional y sólo unos pocos están todavía en el colegio, cuando observé a esa niña escribir con tanto tesón los números en la pizarra, que no pude menos que quedarme observándola. No tardó en compartir conmigo su impecable cuaderno repleto de tesoros y buenas notas. Como siempre me aleccionaron demostrando que con escasos medios y discapacidades importantes son capaces de mejorar cada día pese a las adversas circunstancias que los rodean. Como siempre una lección. Quizás en la tercera visita por fin podamos disfrutar juntas columpiándonos en las espalderas de la sala de Fisio.